La magia y la antención

Acabo de leer un libro que mezcla dos mundos que me fascinan, la neurociencia y la magia. Susana Martínez-Conde y su esposo, Stephen L. Macknik, directores del Laboratorio de Neurociencia Visual  y del Laboratorio de Neurofisiología del Comportamiento del Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, nos descifran los procesos  en  nuestro cerebro  que hacen que nos engañen los trucos de magia. Los autores de “Los engaños de la mente”  explican cómo se puede captar y dirigir la atención del público hacia donde a ellos les interesa utilizando  diferentes mecanismos: el humor y la risa que producen un efecto de caída de la atención, la atención conjunta que consiste en inducir a una persona a mirar algo abiertamente, la capatación sensorial que se produce cuando el estímulo es tan fuerte que atrapa la atención o la “misdirection” (desvío temporal de la atención).

Nuestra capacidad de atención es limitada y los magos lo saben, ellos saben gestionar nuestra atención y explotar los recursos neuronales y psicológicos con el fin de centrar nuestro foco de atención: El sistema reticular activador ascendente dirige nuestra atención hacia aquello que es más relevante para nosotros. Nuestra atención es selectiva  y es capturada, sin ser conscientes de ello, por aquellos estímulos  que  nos resultan más novedosos , más llamativos, más grandes y con movimiento. Según la explicación dada por el profesor Howard Shevrin, “sólo somos conscientes de un pequeño porcentaje del total de estímulos que impactan nuestros sentidos y el proceso de selección es, en sí, inconsciente”.

La magia de la televisión, de internet o de los videojuegos también tiene truco. El brillo y el color con la que la televisión invade nuestros ojos, los gritos de los contertulios, el movimiento visual en los juegos, la cantidad de información constante que sale en nuestros ordenadores que no nos deja tiempo para desconectar, son trampas para nuestro cerebro más primitivo que se deja capturar por lo que allí pasa. Muchas personas dicen que a veces no son capaces de dejar de ver la televisión o de desconectar el ordenador. Están seducidos, atrapados.

De alguna manera los medios realizan un control y manipulación de nuestra atención. Su trabajo es hacer magia, construir espectáculo, hacer algo que nos entretenga, que nos mantenga atentos. Sin duda alguna, las nuevas tecnologías y los medios de comunicación suponen un gran avance en nuestra sociedad, enriqueciéndonos y entreteniéndonos, pero, debemos hacernos una pregunta, cuando utilizamos estos medios, ¿realizamos una decisión consciente o es consecuencia de una atención “capturada”?

Los robos de atención en nuestra vida diaria a veces nos alejan de nuestros objetivos vitales, es por ello que el control de la atención es un factor fundamental en el desarrollo de la Inteligencia Emocional. Daniel Goleman nos explica en su obra “El punto ciego” que la atención no permanece completamente pasiva, “podemos decidir qué examinar, y modular de ese modo la operación de filtrado”. Si sabemos observar qué “trucos” atrapan nuestra  atención, será más fácil decidir qué queremos ver, comprar, votar, hacer.

Nos sigue quedando, a pesar de la distracción de estímulos constantes, por los medios,  nuestro entorno y en general por nuestros propios hábitos, la capacidad para detenernos a reflexionar. Conocer las limitaciones  de nuestra percepción, nos permite buscar herramientas para ser más conscientes de nuestros focos de atención y esto nos lleva a incrementar nuestra capacidad de decisión y de control sobre nuestra vida.

Las preguntas son una clave para dirigir nuestra atención, así que yo os planteo algunas:

¿qué es lo importante para tí? ¿ en qué deseas invertir tu tiempo?

Título Universitario

Especialista en Inteligencia Emocional en el Aula

+ Certificado en Coaching Educativo

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